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MÉXICO.- En la conmemoración litúrgica del Viernes Santo, el cardenal Norberto Rivera Carrera hizo un llamado a la sociedad al perdón y a la compasión, pues sólo de esta manera es donde la violencia, el odio y la venganza pueden ser vencidos.
“Al pasar a adorar la Santa Cruz es saludable impregnarnos del dolor de Cristo, es bueno que nos impactemos ante tanto dolor, es muy sano que nos llenemos de compasión y nos movamos al arrepentimiento. Pero no podemos quedarnos en estos sentimientos, pues ante el signo máximo del amor de Cristo por mí, pues “me amó y se entregó por mí”, no podemos dar la primacía a la compasión y al sentimiento de dolor, sino a la gratitud, a la alegría y a la admiración”, mencionó.
Desde la Catedral Metropolitana, el arzobispo primado de México señaló que desde tiempos antiguos hasta nuestros días hay muchos que se niegan en aceptar a un Dios hecho hombre que muere en la Cruz, cuando es en ella donde se encuentra la redención.
“Es en la Cruz en donde se consuma nuestra redención y en donde encuentra sentido el dolor personal y del mundo. Es ante la Cruz en donde descubriremos la malicia del pecado y el grande amor que nos ha tenido aquel que se entregó a la muerte, y a una muerte de Cruz por nosotros. Sólo en la Cruz es donde la violencia, el odio y la venganza pueden ser vencidos por el amor y el perdón”, expresó.
Rivera Carrera también hizo referencia que al acercarse a estas festividades de Semana Santa, y en especial a la ceremonia de ayer, con la Cruz los resultados se ven cuando se es capaz de dar el perdón, ya que quien “ama no quiere ser compadecido, lo que espera es ser correspondido en el amor”.
“Los frutos continúan cuando contemplando al crucificado somos capaces de dar aquel perdón que humanamente no podíamos dar, cuando considerando los dolores del crucificado reconocemos la malicia de nuestros pecados y acudimos arrepentidos a pedir su perdón”, detalló.
Así, confirmó ante cientos de católicos asistentes a la Catedral de la Ciudad de México, que la “eficacia de la Cruz no tiene límites”, pues llena al mundo de paz, gracia y salvación.
Excelsior.-