PROGRESO.- El arzobispo Emilio Carlos Berlie Belaunzarán ofició ayer miércoles, en el templo de la Purísima Concepción y San José, la misa de la unción de enfermos, a la cual asistieron 299 personas enfermas y decenas de la tercera edad.
Sentadas estuvieron 299 personas enfermas, de las cuales 25 llegaron en sillas de ruedas y ocuparon las primeras filas del templo parroquial. La mayoría llegó en vehículos particulares acompañados de sus familiares.
Afuera del templo parroquial estuvo una ambulancia del Centro Médico Americano, para prestar auxilio a algún enfermo, pero no hubo necesidad.
La misa de unción de enfermos fue presidida por monseñor Berlie Belauzarán y concelebrada por el párroco Francisco Mukul Domínguez y el vicario cooperador Efraín Pérez Bojórquez.
El arzobispo inició la celebración eucarística diciéndoles a los enfermos que se dispongan a recibir a Jesús como médico especial y que le pidan con fe que les ayude a recobrar la salud, pero también que recuerden que son pecadores.
En su homilía, monseñor Berlie dijo antes de proceder a la bendición y unción de los enfermos, que tengan en cuenta que el dolor siempre es purificación, todas las incomodidades son el camino bello a Dios, y que el dolor no debe ser el camino de la desesperación.
El prelado pidió a los enfermos vivir su enfermedad con fe y que se arrepientan de sus pecados; les pidió que ofrezcan su sacrificio a Dios, como Jesús lo hizo para salvar al mundo y que se haga la voluntad del Señor.
Al referirse a la última cena y a la entrega de Jesús, dijo que dos de sus apóstoles le fallaron, pues Judas lo traicionó y lo entregó por 30 monedas de plata, aunque después se ahorcó; Pedro, que lo negó tres veces, pero como se arrepintió y lloró, fue perdonado por el Señor.
-Cuando decimos Pilatos nos referimos a juez corrupto y cuando decimos Judas nos referimos a traicionero –indicó el prelado durante su homilía.