EL PAÍS.- La tecnología aplicada al sistema de aprendizaje es un fenómeno cada vez más natural en las aulas españolas. Sin embargo, aún se experimentan algunas resistencias a su incorporación. El catedrático de Ciencias Políticas y Sociales de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) e integrante del centro de innovación educativa de la OCDE, Francesc Pedró discute sus beneficios y necesidad de implementarlos, pero con sentido.
El especialista en política comparada de la educación fue el encargado de elaborar el documento base para el debate en la XXIX Semana de la Educación de la Fundación Santillana, denominado “Mejorar la educación: ¿qué puede aportar la tecnología?”.
Las aplicación consciente de las tecnologías
La aplicación de las tecnologías en el aula es una realidad completamente efectiva en muchos países, aunque en España su desarrollo ha sido lento. Pedró sostiene que la educación con el uso de tecnologías no debería remitirse a las lecciones, y se pregunta, “¿cómo es posible que los alumnos que hacen las pruebas de acceso a la universidad no estén frente a un ordenador conectado a Internet cuando luego los usan todo el rato en las aulas superiores?”.
Aboga por la aplicación de los diferentes dispositivos en el aula, pero para ello “hay que buscar para qué tiene sentido”, Explica que “más tecnología no es igual a mejores resultados porque el tema es qué tipo de pedagogía estamos utilizando. Si utilizas la herramienta mal, puedes causar más daño que beneficio”.
Las esferas donde la tecnología tiene más obstáculos para enfrentar
El catedrático sostiene que muchos sectores son reticentes al uso de la tecnología, en primer lugar, “con el argumento de la protección del niño, los que consideran que abrir la puerta a Internet es dejarle huérfano en un contexto con peligros”.
Asimismo, hay quienes se oponen por miedo a la “pérdida de conexión con el soporte tradicional de la cultura”, y finalmente por el hecho de que pueda generarse una “pérdida de autoridad del profesor, con el argumento de que se da poder al alumno, que tiene acceso a todo con su tableta”.
Seguramente el aula no sea más el núcleo de aprendizaje, afirma Pedró, y espera que se implemente la clase invertida, donde “te llevas a casa vídeos con tu profesor dando la lección, lo ves todas las veces que sea necesario, y al día siguiente lo que sucede en el aula ya no es una explicación del temario, eso ya lo tienes en vídeo, sino que se plantean problemas, se desarrollan proyectos. No requiere gran inversión en tecnología, pero supone un salto cualitativo en términos pedagógicos”.
“Si algo falla, sobre todo en España, es que los docentes tienen poco tiempo”
Sostiene que “más tecnología no es igual a mejores resultados porque el tema es qué tipo de pedagogía estamos utilizando. Si usas la herramienta mal puedes causar más daño que beneficio. Pero si no la usas dejarás a tus alumnos en una situación de orfandad digital y eso no nos lo podemos permitir”.
Los profesores se nutren principalmente de la tecnología en 2 áreas: “el 70% la usan para preparar las clases; un 40% para labores administrativas y en clase es aún residual”, revela el Informe Talis de la OCDE. Pedró sostiene que “los profesores sí están preocupados por utilizarla más y mejor, es una de sus principales demandas” y eso lo demuestran los resultados del estudio.