18

MÉRIDA.- Como todo un pequeño sicario, un estudiante de secundaria fue expulsado por “extorsionar” a sus compañeros del colegio, a los que pedía diversas cantidades de dinero para no molestarlos y protegerlos de otras “amenazas estudiantiles”.
También junto con su grupo de “secuaces” se dedicaba a injuriar y burlarse de sus compañeros, contra los que cometía diversos abusos.
Los hechos ocurrieron en una escuela ubicada en el fraccionamiento Francisco de Montejo y venían sucediendo desde el ciclo escolar anterior, aunque apenas hace unas semanas estalló la bomba.
La gota que derramó el vaso fue el caso de un adolescente que se cansó de pagar la extorsión a diario y denunció los hechos a los maestros.
De acuerdo con lo que se averiguó, el aprendiz de sicario estudiaba en dicha secundaria desde el curso escolar anterior, cuando ingresó a primer grado junto con sus compañeros.
Pasados unos meses comenzó a molestar a sus condiscípulos, a los que injuriaba e incluso golpeaba. También, junto con un pequeño grupo, les hacía bullying a los estudiantes más tranquilos y callados.
Celular roto
En el caso del estudiante que finalmente denunció, todo comenzó cuando al pasar junto al “pequeño zeta” éste dejó caer un teléfono celular que tenía en la mano y acusó al otro de habérselo tirado y dañado, y le exigió que se lo pagara. Incluso lo golpeó y le dijo que tenía que darle a diario 20 pesos hasta completar el valor del teléfono.
Aunque testigos dijeron que el celular ya estaba dañado porque desde antes ya tenía rota la pantalla, el jovencito estuvo pagando a diario los 20 pesos durante varios meses. No conforme, el aprendiz de Caballero Templario lo golpeaba y hacía mofa de él.
Animado por sus compañeros y cansado de los abusos, decidió relatarle a un profesor lo que ocurría. El caso llegó hasta la dirección del plantel y se llamó a los padres de ambos estudiantes para que el caso se solucionara.
Finalmente el “pequeño sicario” fue expulsado y sus padres tuvieron que devolver todo el dinero que su hijo había obtenido de manera ilegal.
De acuerdo con algunos padres de familia, este jovencito ha sido un problema desde la primaria e incluso en el kínder, donde entraba al baño de niñas a levantar las faldas de sus compañeritas.
En la primaria eran constantes sus abusos no solo contra los varones sino también contra las niñas. En varias ocasiones se llamó a sus padres y se les recomendó que lo llevaran a un psicólogo, pero nunca hicieron caso.
Formal P.-