El Papa Francisco con uno de los ejemplares de bolsillo de la Biblia que ayer regaló después del rezo del Ángelus (revistaecclesia.com)
El Papa Francisco con uno de los ejemplares de bolsillo de la Biblia que ayer regaló después del rezo del Ángelus (revistaecclesia.com)

CIUDAD DEL VATICANO (VIS).- Después del Ángelus, el Papa agradeció a todos los napolitanos la cálida acogida que le brindaron el sábado, durante su viaje apostólico. Francisco recordó que ayer se celebró el día Mundial del Agua, promovido por las Naciones Unidas.

“Es el elemento más esencial para la vida -dijo- y de nuestra capacidad de custodiarlo y de compartirlo depende el futuro de la humanidad”, e hizo un llamamiento a la Comunidad Internacional para que se preocupe “de que las aguas del planeta sean adecuadamente protegidas y nadie esté excluido o discriminado en el uso de este bien, que es un bien común por excelencia”.

El Pontífice, como hizo el año pasado durante la Cuaresma, regaló a todos los presentes en la plaza un Evangelio de bolsillo que fue distribuido por personas sin hogar que viven en Roma.

“Este es un gesto muy bonito -afirmó-. Los más necesitados son los que nos regalan la Palabra de Dios. ¡Tomadlo y llevadlo con vosotros, para leerlo frecuentemente! Cada día llevadlo en la cartera, en el bolsillo y leed a menudo un pasaje. ¡La Palabra de Dios es luz para nuestro camino! ¡Os hará bien, hacedlo!”.