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ISLAS ARCHIPIÉLAGO.- Parece el anuncio de los paraísos perdidos.
Pero en vez de serpientes, los edenes terrenales están en peligro por un fenómeno mucho más prosaico: el calentamiento global.
Una decena de naciones archipiélago y miles de islas coralinas pueden desaparecer tan pronto como en 20 años y tan tarde como en 80 debido al derretimiento de glaciares y las capas polares.
Para muchos, la idea del calentamiento global y el aumento del nivel del mar pueden parecer algo lejano, irreal.
De hecho, hay muchos en Estados Unidos que niegan la idea del calentamiento global por razones ideológicas y económicas.
Hay otros que simplemente rechazan escuchar los argumentos internacionales, como China, pero se preocupan ya ante demandas de su población en relación con la contaminación ambiental.
En 2014 un reporte del Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre Calentamiento Global (IPCC, por sus siglas en inglés) aseguró que los problemas del clima son “inequívocos”.
Para los cientos de miles de habitantes de archipiélagos como Kiribati, Tuvalu, Vanuatu o las Maldivas es una realidad como una espada de Damocles ya lista para caer.
“Si no se hace nada, Kiribati se hundirá en el océano. Hacia 2030 comenzaremos a desaparecer. Nuestra existencia terminará en etapas: primero, los mantos de aguafresca serán destruidos. Los árboles del pan, el taro (malanga)… el agua salada los matará”, lamentó Anote Tong, presidente de Kiribati, en declaraciones al semanario
Businessweek hace un año.
Lo que contemplan los habitantes de las naciones archipiélago es el aumento del nivel del mar de unos 20 centímetros en los próximos 20 años hasta quizás un metro hacia 2100.
De hecho, se estima que unas mil 500 de las 18 mil islas que componen el archipiélago indonesio ya fueron cubiertas por el océano.
Pero para países como las Maldivas o Kiribati, o las islas Salomon eso sería un desastre: buena parte de su territorio no está más allá de un metro por encima del nivel del mar.
Y si no fuera así, la penetración del agua salada tendría un impacto enorme en su medio ambiente. Por lo pronto ya las Maldivas, un país archipiélago que se extiende como un rosario al sureste de India en el océano Índico, se vio obligado a reubicar a centenares de personas de zonas en peligro o ya inundadas. El gobierno maldivense ha estudiado en principio la idea de adquirir terrenos en Sri Lanka o Bangladesh para llevar a sus habitantes en un caso extremo.
Kiribati ya fue más lejos: compró 20 kilómetros cuadrados de territorio en Vanua Levu, una de las islas Fiji, a casi dos mil kilómetros de distancia, por un precio de 6.7 millones de dólares.
Paralelamente, han tratado de crear conciencia en países grandes, como Estados Unidos, China e India, con mayor responsabilidad en la emisión de los gases de efecto invernadero que provocan el calentamiento global y el derretimiento de glaciares y capas polares.
La revista de las Naciones Unidas, The UN Chronicle, recogió en agosto de 2009 afirmaciones del entonces presidente de Maldivas, Mohamed Nashef, con la advertencia a los países desarrollados: “con un aumento de 1.5 metros en el nivel del mar, cientos de millones de personas podrían morir. Simplemente serían borradas”.
En septiembre del año pasado, durante un discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el primer ministro de Fiji, Josaia Bainimarama, demandó una mayor acción mundial para salvar a las naciones isleñas del Pacífico y el Índico.
“La historia juzgará a los mayores emisores de carbono del mundo en forma extremadamente severa a menos que tomen pasos inmediatos e inclusivos para reducir emisiones. En términos morales, simplemente no es aceptable para el mundo permitir que las pequeñas islas naciones en desarrollo se hundan lentamente bajo las olas por la egoísta determinación de las naciones industrializadas de proteger sus propias economías”.
De acuerdo con Naciones Unidas, citadas por la revista The Globalist —especializada en temas de Extremo Oriente y el Pacífico—, contribuyen con apenas 0.3 por ciento de los gases de invernadero que emite el mundo, pero están en las líneas frontales del cambio climático.
“Ningún país o pueblo ha encarado antes el riesgo de una inundación total por el crecimiento de los mares. Y sin embargo, eso es lo que debemos enfrentar —la pérdida completa de idiomas, culturas, historias y todo el progreso que llegó a tan alto costo para aquellos que llegaron antes que nosotros”, dijo el presidente de Nauru, Baron Waqa, en la ONU.
La situación parece sin esperanza. Con todo, un reciente reportaje de la famosa revista National Geographic cuestionó la idea y de hecho apuntó que las islas coralinas suelen crecer y cambiar en respuesta a la acumulación de nuevos sedimentos.
“Pero para las áreas que han sido transformadas por el desarrollo humano, como las capitales de Kiribati, Tuvalu, y Maldivas, el futuro es considerablemente más sombrío. Eso es en gran medida porque sus muchas estructuras —malecones, caminos y sistemas de agua y electricidad— están anclados en el lugar”, señaló el autor Kennedy Warne en el ejemplar de febrero de 2015.
Con todo, la impresión de que algunas o muchas islas van a desaparecer es prevaleciente. “¿Qué harían si estuvieran enfrentados con la amenaza de la desaparición de su nación?”, preguntó Enele Sopoaga, primer
ministro de Tuvalu, en diciembre pasado, durante la “cumbre” de Lima (Perú) sobre cambio climático.
Para hacer más dramática la situación de las islas, si la amenaza de un aumento en el nivel del mar fuera poco se presenta también la mayor frecuencia de grandes tormentas, como el súperciclón Pam, que el 13
de marzo devastó Vanuatu con vientos de hasta 250 kilómetros por hora y arrasó con 90 por ciento de los edificios de la capital, Port Vila.
De acuerdo con las Naciones Unidas, el número de muertes habría sido de 24, gracias a los avisos preliminares.
Pero la economía del archipiélago fue severamente golpeada y el gobierno de Vanuatu ha incrementado urgentes llamados por asistencia.
Durante su entrevista con Businessweek el presidente Tong, de Kiribati, puntualizó: “el tiempo se acaba rápido y les ruego actuar”.
Excelsior.-