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PROGRESO.- Aunque pasó con bajo perfil, el capo acapulqueño Víctor Hugo Aguirre Garzón (a) “Gordo”, gastaba una buena cantidad de dinero al mes, pues en rentas pagaba por lo menos $40 mil, además de que compró predios e instaló un gimnasio para mujeres, en el que invirtió medio millón de pesos.
En los tres años que vivió en el municipio progreseño, el delincuente también compró un yate lujoso, en el que solía ir a pescar, pues era aficionado a esa actividad, y pretendía poner un negocio de venta de autos usados en esta ciudad.
“El “Gordo”, detenido el martes de la semana pasada por fuerzas federales y a quien en Chelem, Chuburná y en esta ciudad conocían como “Sergio”, tenía un yate lujoso, abrió por lo menos tres negocios y planeaba instalar otros de servicios para la comunidad.
Víctor Hugo no compró propiedades de manera directa, sino que rentaba predios y terrenos por medio de terceros, que le servían de prestanombres, pues invertía en esta ciudad y en las comisarías, en las que pasaba desapercibido.
Hace poco más de dos años, antes de trasladar su residencia a la zona veraniega de Chelem, el 2Gordo” vivió en una casa de la ciudad, por el rumbo de la avenida de la calle 31, en un predio ubicado entre el campos deportivos Hidalgo y Termoeléctrica.
Por ese rumbo, según información recabada, a Aguirre Garzón se le veía muy poco; en ese predio vivía una mujer, al parecer su esposa, dos niños, así como un joven, el cual hizo amistad con vecinas de su edad, pero de la noche a la mañana dejaron la casa, que se dice es propiedad de una profesora jubilada.
Camionetas presuntamente al servicio de Aguirre Garzón estacionaban cerca de la casa en donde vivía, pero los ocupantes nunca causaron problemas, ni obstruían cocheras, pues así como llegaban de manera silenciosa, de esa manera se retiraban.
“Sergio” pasaba como un personaje tranquilo y por su figura robusta era agradable para quienes lo conocieron y trataron, aunque haya sido muy poco; por eso, su detención causó sorpresa, ya que nadie pensó que se tratara de un personaje vinculado con actividades ilícitas ligadas al narcotráfico y otros delitos de índole federal.
En los casi dos años que vivió en plena zona veraniega entre Chelem y Yucalpetén, Aguirre Garzón aparentaba ser una persona acomodada y con recursos económicos que llegó del norte del país para vivir de manera tranquila y por ese motivo no extrañó que invirtiera en negocios de servicios en esta ciudad y que construyera una casa, pues le gustó la costa yucateca.
En principio de cuentas, “Sergio” invirtió en la renta de la casa de playa que ocupaba en Chelem, por la que pagaba por lo menos $20,000 mensuales. El predio es de dos plantas y aunque es modesto cuenta con vista al mar y frente con la carretera Chelem-Yucalpetén.
A 600 metros de donde vivía Víctor Hugo Aguirre se encuentra la caseta de la Secretaría de Seguridad Pública y a menos de un kilómetro están las instalaciones de la Novena Zona Naval y la sede del XIV Batallón de Infantería de la Secretaría de Marina-Armada de México.
En esa zona veraniega residen canadienses y estadounidenses que rentan casas de playa, es un rumbo muy transitado las 24 horas con patrullajes constantes de policías municipales, estatales y de la Naval.
En la zona de la playa en donde se encuentra la casa que ocupaba Aguirre Garzón, el año pasado para éstas fechas se llevó al cabo el programa de rescate de la costa afectada por la erosión, se depositaron miles de metros cúbicos de arena.
“Sergio”, además de pagar una buena suma en la renta del predio veraniego también rentó otros dos predios: uno en céntrica calle de esta ciudad, en donde se instaló un gimnasio femenino completamente equipado, por el que se paga unos $20,000 en renta. En ese negocio la inversión fue de poco más de $500,000.
En el poniente de la ciudad, se afirma que Aguirre Garzón, aficionado a los perros pitbull, rentó un terreno en donde se instaló un taller de hojalatería y en el que también hizo fuerte inversión y paga por lo menos $20,000 mensuales de renta. El terreno en donde se instaló el taller, así como el gimnasio es del mismo dueño.
Aguirre Garzón planeaba abrir un negocio de venta de vehículos usados y para ello rentó o compró un terreno en el oriente de la ciudad, pero no concretó el proyecto, ya que fue detenido.