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PROGRESO.- Considerado el patriarca de la industria pesquera, don José Alonzo Benítez, es el principal “tatich” del puerto, con amplia influencia económica por medio de sus numerosos y exitosos negocios, que emprendió en las ocho décadas de su vida, con los que genera decenas de fuentes de trabajo.

Conocido como “El gallego”, don “Pepe” Alonzo nació el 13 de abril de 1926, es hijo de los españoles Luis Alonzo Paz y Genoveva Benítez Calderín. Su papá, que fue marino mercante, es originario de Galicia, y su mamá, oriunda de Islas Canarias.

El industrial pesquero fue es también empresario gasolinero, transportista y ganadero, pero la primera actividad en la que incursiona es en la pesquera.

Fue maestro de varios empresarios pesqueros que se iniciaron en la actividad hace unos 25 años, pues los guío y orientó para invertir en flota, fábricas de hielo, astilleros y congeladoras.

Don Pepe Alonzo, quien el miércoles pasado falleció en la Clínica Mérida, tras larga dolencia, es un personaje que iniciaba sus actividades cotidianas a las 7 de la mañana; siempre fue el primero en llegar a su congeladora, ubicada al final de la calle 84 -al Norte-, y el último en retirarse.

Don José Alonzo comenzó su vida empresarial en la actividad pesquera, luego en el transporte de carga, posteriormente en el ramo del combustible, después en la ganadería y finalmente en el trabajo de la piedra labrada.

El patriarca de la pesca se inició en esa actividad en 1942, a la edad de 16 años, cuando llevaba pescado fresco a los mercados de Mérida, Conkal, Chicxulub Pueblo e incluso a Valladolid, por medio del ferrocarril de vía angosta.

Transportó pescado durante la época de la Segunda Guerra Mundial; el abasto al mercado yucateco lo hacía hasta los domingos y vendía productos que capturaban dos cooperativas y siete agrupaciones libres.

Fue el primer empresario en llevar pescado a México, al mercado nacional, en 1951, y tres años después cuando había viveros, (barcos que traían vivos los pescados) con el empresario Abraham Freedman comenzó a enviar pescado a Estados Unidos.

El papá de “don Pepe“, Luis Alonzo Paz, tuvo barcos pesqueros y es quien lo inició en esa actividad y le abrió la brecha para un camino de éxitos.

En 1960, Alonzo Benítez se hizo socio del empresario cubano Indalecio Fernández, inquieto y emprendedor caribeño que huyó de La Habana Cuba y llegó a Yucatán, quien después se fue a Miami, Florida, en donde se estableció.

Con Indalecio Fernández registran Conga, marca de exportación de pescado, que perdura hasta la fecha. Para el mercado nacional, tiene la marca Maya.

Hace medio siglo, el señor Alonzo Benítez fundó la congeladora Industrial Golfo y Caribe, empresa que colinda con el desaparecido muelle de pescadores.

En 1948 formó parte de la agrupación camionera Plataformeros de Progreso; en 1966 fundó la línea transportista Flete Directo; desde hace más de 20 años incursiona en el ramo de la gasolina y hace 15 años en el labrado de piedra, con la empresa Canteras de Yucatán. También incursionó como ganadero, ya que tiene ranchos en Buctzotz.

En Miami tiene una representación que recepciona y distribuye el pescado que envía la congeladora Industrial Golfo y Caribe. También tiene oficinas en la capital del país que atiende negocios de carga.

En la Florida tiene incluso un muelle que sirvió de atracadero cuando incursionó en su faceta de naviero con los barcos “Principe Maya”, ”Frío”, ”El Frío” y ”Esquimo”, éste último llevaba pescado fresco a Estados Unidos.

Para la operación de los barcos, que hacían viajes regulares Progreso-Miami, José Alonzo, fundó la naviera Universal Shipping.

Don Pepe estaba acostumbrado al trabajo y a verificar personalmente la operación de los barcos pesqueros -tiene una flotilla de más de medio centenar de embarcaciones-, y el funcionamiento de la congeladora, de la fábrica de hielo y de los camiones de carga.

Don José Alonzo se casó con la señora Ileana Morales, sus hijos son Luis Martín, José y María Esther.

La mamá de don José Alonzo, doña Genoveva, llegó a Progreso con su mamá Josefa Calderín y vivían por el rumbo de ”La Pescadora”, en donde ahora está el playón Poniente, asentamiento de canarios y gallegos.

Don “Pepe” Alonzo, conocido también como ”El Gallego”, debido al origen de su papá, decía que don Luis Alonzo llegó a Progreso por los años 1912-1914, cuando estaba enfermo de erisipela y laboraba en barcos de cabotaje.

En sus viajes supo que doña Josefa Calderín lo podía curar, de modo que recurrió a ella y fue cuando conoció a Genoveva Benítez. Don Luis marchó de Progreso, pero retornó en 1921 para casarse con Genoveva, de quien se enamoró cuando la conoció en este puerto.

Don Luis Alonzo se quedó a vivir en esta ciudad y antes de incursionar en la pesca  -el mar fue su vida-, puso el bar “El Vacilón”, ubicado por el rumbo de la cantina ”La Poza”,  por la calle 29.

Sus empresas proporcionan trabajo a decenas de trabajadores progreseños, que laboran en los barcos de la flota mayor, son choferes de camiones de carga, mientras otros son trabajadores del procesamiento de piedra, fábrica de hielo, congeladora, despachadores de las gasolineras, mecánicos, técnicos, entre otros.

Don José Alonzo incursionó en el negocio de combustibles desde hace 20 años, cuando adquirió en sociedad con Alberto Bargas la gasolinera ubicada en la calle 80 con 35, que fue la primera estación que funcionó en el puerto.

Esa gasolinera fue propiedad de Emilio de la Rosa, que vendía productos del Aguila, combustibles y lubricantes se recibía desde Tampico por vía marítima.

La gasolina, el diésel, los aceites y las grasas llegaban a bordo de chalanas que atracaban en el vetusto muelle de madera Benito Juárez; los combustibles se descargaban por medio de ductos que atravesaban la calle 76 hasta los depósitos que se colocaron en terrenos al Sur de la ciudad, donde ahora se encuentra el campo deportivo 20 de Noviembre.

La sociedad con Alberto Bargas en la gasolinera de la calle 80 con 35 duró 10 años, pues José Alonzo adquirió todas las acciones de la empresa. Hace diez años, Carburantes y Lubricantes de Progreso, ante el crecimiento de la ciudad, aumento de vehículos de todo tipo, automóviles, motocicletas, camiones de pasaje, carga, volquetes, colectivos, ponen en funcionamiento la estación de combustible en la entrada de la ciudad.

La demanda de combustible por el elevado número de automotores que circulan en la ciudad, que se incrementa en los períodos vacacionales, hace que las dos estaciones funcionen las 24 horas del día.

Los ribereños que se dedican a la captura de pulpo, por medio de los permisionarios compran gasolina y lubricantes en la estación de combustible de la entrada del puerto, en donde también se abastecen los camiones de pasaje, carga y volquetes, para que no entren a la ciudad.

El empresario Alonzo Benítez, de ascendencia gallega, decía que del funcionamiento de la gasolinera no ha tomado un sólo peso, ya que todas las ganancias las reinvierte en la compra de equipos, mejoramiento y mantenimiento de las instalaciones de las estaciones de servicio y para construir otras gasolineras.

En total, Alonzo Benítez es propietario de seis gasolineras -la séptima está en la Riviera Maya-,  dos en Progreso, otra en Mérida, una más en Tulum, otras en José María Morelos y Carrillo Puerto. La empresa del empresario progreseño está afiliada a la Asociación Nacional de Distribuidores de Combustibles y Lubricantes; Organización Peninsular de Gasolineras, y Organización Nacional de Expendedores.