47

PROGRESO.- Víctor Hugo Aguirre Garzón, apodado “El Gordo”, a quien también algunos pescadores lo conocían como “Sergio”, era aficionado a los perros de raza pitbull y tenía ocho en la casa en donde vivió durante casi dos años, uno de los cuales lo compró en diez mil dólares.
Cada uno de los pitbull tienen un costo de entre $7,000 y diez mil pesos y eran los compañeros del “Gordo”, a quien los federales detuvieron el martes en la madrugada y lo trasladaron el mismo día a la capital del país, en donde fue presentado ante las autoridades federales.
Los ocho perros quedaron desprotegidos luego de la detención del “Gordo”, uno de los animales murió y quedó tirado en la terraza de la casa. Otros pitbull se encuentran en la terraza de la casa que da a la playa y cinco animales pequeños fueron rescatados por una asociación de protección de perros y gatos con ayuda de un norteamericano vecino.
El jueves, personal de Ecología municipal, a solicitud de la asociación protectora de animales, rescató a los dos pitbull que se quedaron en la casa y los trasladó a un albergue para su resguardo y alimentación.
Víctor Hugo Aguirre vivía de manera modesta en una casa de dos plantas y su afición eran los perros, al menos eso era lo que aparentaba.
Hay versiones de que el “Gordo” o “Sergio”, como también lo llamaban algunas personas, instaló dos gimnasios en la ciudad: uno en el poniente de la ciudad y el otro en el primer cuadro del puerto, los cuales cuentan con equipos nuevos y tienen mucha clientela de las colonias.
No se sabe de otros negocios del capo acapulqueño y sólo se habla de que instaló los gimnasios y que planeaba abrir otros negocios de ese tipo en Mérida.
En Chelem, pocas veces se le vio y algunas personas aseguran que en contadas ocasiones lo vieron salir en una camioneta grande de doble cabina, en la que se dirigía al centro del poblado y luego retornaba. Por las noches se dice que llegaban camionetas que entraban y al poco rato salían.