MÉXICO.- Eulalio López El Zotoluco y Diego Silveti se llevaron una oreja cada uno en la corrida 14 de la Temporada Grande en la Plaza México, donde el español Morante de la Puebla tuvo una destacada actuación, pero no pudo concretar el trabajo de manera correcta.
El Zotoluco partió plaza con Artista, un toro bonito de estampa al cual le hizo una faena con sentimiento a la verónica, cerrando con una media que fue coreada por el tendido capitalino.
Llevó al astado con chicuelinas andantes para el primer tercio, con la muleta dejó buenos momentos por bajo y por ambos lados, metió poco a poco al enemigo destacando una buena tanda por el lado izquierdo, lo entendió también por el lado derecho robando muletazos y terminó su faena con una muy buena estocada para cortar la primera oreja de la tarde.
En el segundo de su turno, de nombre Seda Gris, El Zotoluco lo recibió con dos largas de rodillas pegado a tablas, realizó dos chicuelinas coreadas; pero el toro mostró debilidad y perdió el rumbo. Se retiro con tibias palmas.
Silveti lidió primero a Andasolo, toreando bien con el capote a la verónica y lances acompañados con los brazos con mucha cadencia. Tras el puyazo realizó un quite tafallera y tijerillas para rematar con una revolera invertida que le fue muy coreada por el tendido de la México.
Diego aprovecho la nobleza, fijeza y la emotividad del astado de Fernando de la Mora, para continuar ligando tandas por ambos lados, acompañadas con la cintura y rematados con mucha torería como un muletazo de la firma que emocionó a los asistentes y terminó su labor al tercer intento tras pinchar en dos ocasiones. Silveti fue ovacionado y el toro recibió el arrastre lento.
Con el cierra plaza de nombre Piropo, Silveti estuvo bien con el capote toreando a la verónica, pegó un quite por chicuelinas, muy ajustadas rematadas con una revolera, tras brindarle al público inició su faena con pases por alto sin moverse. Tras pinchar en el primer intento, dejó una buena estocada en el segundo intento para recibir la oreja como premio.
Morante de la Puebla tuvo una lidia destacada frente al quinto toro de la tarde, en la que fue capaz de sacarle jugo a un enemigo, pero una doble falla con la espada le evitó que recibiera un apéndice.