En la foto las esposas Addy Tamayo Herrera y María Faustina Tamayo Sáenz.-(Grillo Porteño)
En la foto las esposas Addy Tamayo Herrera y María Faustina Tamayo Sáenz.-(Grillo Porteño)

PROGRESO.- Addy Tamayo Herrera y María Faustina Tamayo Sáenz, esposas de José Valentín Vázquez Tamayo y Alberto Cruz Correa, que habían naufragado, pasaron del llanto y la desesperación a la alegría al saber que sus esposo estaban a salvo y eran llevados al centro de salud.
Los pescadores fueron víctimas de la turbonada que azotó el lunes en la madrugada y las dos mujeres llegaron a la Capitanía, ayer martes a las siete de la mañana, desesperadas y llorando, para averiguar si había noticias de sus familiares que salieron a pescar en la lancha “Danya”.
-Por favor que avisen a las embarcaciones que están pescando y a las que salen, que hay una lancha extraviada con tres pescadores, que le digan también a la Naval –suplicó María Faustina, quien llorando explicó que en la “Danya” estaba su esposo y sus dos hijos José Valentín y Luis Javier, de 20 y 14 años de edad.
Un oficial del Resguardo Marítimo Federal (Remafe) de la Capitanía de Puerto les dijo que desde el lunes a las 5 de la tarde se recibió el reporte de que una lancha con tres pescadores con base en La Caleta no habían regresado.
Por radio las dos mujeres escucharon que los patrones de las embarcaciones que salían preguntaban sobre el rumbo que tomó la lancha extraviada, para que estuvieran al pendiente.
-Salieron el domingo a las 4 de la tarde para pescar carito y lo iban a hacer por “Isla Cervera”; aunque debieron regresar el lunes no lo hicieron porque azotó la turbonada; el dueño de la “Danya” Luis Miguel Manzano Torres salió a buscarla y después reportó el extravío como a las 4 o 5 de la tarde –explicó María Faustina Tamayo.
Las dos mujeres, que dijeron ser suegra y nuera, retornaron a La Caleta en donde hablaron con varios pescadores, a quienes pidieron su ayuda, y luego retornaron al muelle de Yucalpetén, en donde a las 9:40 de la mañana por celular les dieron la noticia de que habían hallado a los pescadores y que los tres estaban sanos y salvos.
La alegría brilló en el rostro de las dos mujeres, quienes en el Centro de Salud platicaron con sus esposos e indicaron que estaban contentas y agradecidas con Dios porque volvieron a ver con vida a sus familiares.