En la foto se ve al narco Qué Pasa, en el que viajaba Juan Gabriel Pech May, quien se suicidó en altamar. (grillo porteño)
En la foto se ve al narco Qué Pasa, en el que viajaba Juan Gabriel Pech May, quien se suicidó en altamar. (grillo porteño)

PROGRESO.- En un extraño suicidio, el pescador José Gabriel Pech May, de 33 años de edad, se quitó la vida al arrojarse al mar con los pies atados con el palangre que se usa para pescar mero y que le sirvió para que se hundiera y se ahogara.
El pescador era tripulante del barco “Qué Pasa”, de la flota mayor, que estaba en alta mar pescando. El cadáver del infortunado pescador fue rescatado por sus compañeros, quienes consideran que suponen que se suicidó, deprimido por las fiestas de fin de año.
De acuerdo con información proporcionada por las autoridades de la Capitanía de Puerto de Yucalpetén, el lunes en la tarde la tripulación del “Qué Pasa”, al mando del patrón Manuel Bacelis (a) “Vámpiro” encontró el alijo en el que bajó a pescar Pech May, pero el pescador no estaba a bordo.
El alijo estaba a la deriva en altamar, el palangre estaba lanzado en el mar, de modo que el “Vampiro” ordenó a su tripulación subir el alijo y recoger el palangre para iniciar la búsqueda del pescador, pues pensaron que se cayó y estaría cerca.
Sin embargo, cuando los pescadores comenzaron a jalar el palagre sintieron que pesaba, de modo que pensaron que se trataba de un pez; pero para su sorpresa se trataba del cuerpo inerte del pescador Pech May, el cual tenía los pies amarrados con el mismo palangre.
Los pescadores consideran que su compañero, al parecer deprimido por estas fechas de fin de año, decidió privarse de la vida, amarró los pies, se arrojó al mar y murió ahogado. El lunes a las 7 de la noche, el patrón del barco reportó el hecho a la Capitanía de Puerto para que enviaran a Yucalpetén la carroza de la funeraria Reyes Rodríguez.
El “Qué Pasa” arribó el martes a las tres de la madrugada, en los muelles ya esperaban agentes de la Fiscalía y el médico forense para las investigaciones. Cuatro horas después en los muelles de Yucalpetén corrió como reguero de pólvora la noticia de que un pescador se suicidó