Los amantes de este estilo de sexo son de Madrid y Barcelona entre 18 y 70 años de edad. (Grillo porteño)
Los amantes de este estilo de sexo son de Madrid y Barcelona entre 18 y 70 años de edad. (Grillo porteño)

MADRID.- El sitio es lo de menos, se trata de pasarlo bien, y ni siquiera es preciso buscar la complicidad de la noche. En Madrid, como en toda España, cada vez hay más sitios donde se practica el dogging. Hombres y mujeres de todas las edades se citan para tener sexo con personas que jamás han visto, o simplemente para dejarse ver y hasta tocar.
El dogging fue bautizado así por los ingleses, porque la mayoría de losvoyeurs que acudían a estas orgías improvisadas se disculpaban diciendo que iban a pasear al perro.
Pero en España el término se ha castellanizado, le llaman cancaneo y explican simplemente que esto se debe a que mantener relaciones sexuales en un coche es muy incómodo y por ello inevitablemente se recurre a una posición.
En este país mayoritariamente se práctica en Madrid y Barcelona. El perfil del dogger: suelen tener entre 18 y 70 años, de todas las clases sociales, desde un directivo hasta un desempleado de los casi 5 millones que hay en el país. Respecto a los voyeurs, se trata principalmente de hombres maduros, de clase media y muchos casados. Todos se definen como “amantes del riesgo” y la “aventura” que buscan nuevas formas de conseguir placer y excitación.
Algunas de estas parejas suman a sus sesiones el intercambio, lo cual añade al riesgo de esta práctica en sí, el de la implicación emocional. Para practicar dogging hay que tener una gran confianza en la pareja y un “elevado grado de apertura mental”, según los asiduos a este tipo de aventuras sexuales. Nunca debe practicarse para satisfacer al otro o por miedo a perderlo si no se accede a la petición del compañero de turno.
Pese a que se califican como muy “liberales” y “exhibicionistas”, los practicantes de dogging son pudorosos para las entrevistas y casi todos ellos se niegan a hablar. Eso sí, no tienen ningún problema en publicar en internet fotos e imágenes de sus encuentros, lo hace en las páginas donde se contactan (ellos les llaman “comunidad”).
Los propios doggers ofrecen consejos de seguridad en sus webs para mantener la integridad física y el anonimato después de estas reuniones:
No acudir a las sesiones con objetos de valor o guardarlos bien antes de comenzar.
Evitar llevar agendas, celulares o tarjetas donde te puedan localizar después.
De regreso a casa, mejor dar una vuelta por si alguien los sigue. Lo ideal es que nadie sepa tu domicilio.
No realizar intercambios de parejas con personas que no sean de confianza.
Milenio.-