Elementos de la SSP apoyaron en el desalojo de las cosas dentro del predio. (grillo porteño)
Elementos de la SSP apoyaron en el desalojo de las cosas dentro del predio. (grillo porteño)

PROGRESO.- Autoridades desalojaron ayer a Alejandro Cortés, Álvaro González Sánchez y a una señora de nombre María, quienes ilegalmente ocuparon un predio ubicado en la calle 60 entre 29 y 31 que perteneció a Pedro Sandy Lizama y que se negaron a abandonar cuando se lo solicitaron los hijos del extinto Pedro.
Los tres invasores perdieron lo que construyeron en el predio, pero Álvaro González perdió más, ya que ahí construyó una casa, la cual ahora es propiedad de los verdaderos dueños del terreno.
El desalojo se realizó luego de largo proceso, que duró nueve años, algo común en la justicia mexicana.
El lote en cuestión mide 30 metros de frente por 14.50 de largo y fue propiedad del finado Pedro Sandy, quien falleció hace 10 años y heredaron la propiedad sus siete hijos, quienes viven en Chetumal.
Los herederos promovieron el juicio y ayer lunes se ejecutó la orden de desalojo del lote, que había sido dividido en tres partes para su invasión.
El desalojo comenzó a las 11:30 del día y llevó más de tres horas, debido a que en el lote que ocupaba Alejandro Cortés había un jepp, una camioneta y un automóvil para su venta, y a que en otro lote, que ocupaba Álvaro González, estaba habilitado como taller de hojalatería.
En la esquina de la 60 con 29, en donde comienza el terreno, el tercer lote en que habían dividido el terreno, lo ocupaba una señora de nombre María, quien tenía instalado un puesto de venta de comida.
En la esquina vivía José Nicoli, pariente de los Sandy, pero falleció y tres personas lo invadieron: una señora que instaló un puesto de venta de comida, un vendedor de autos de medio uso, que levantó un tinglado de láminas, y Álvaro González que instaló un taller de hojalatería.
A pesar que los hijos de Pedro Sandy promovieron un proceso para recuperar el terreno y comprobaron que son los dueños, Álvaro González construyó una casa, el cual desde luego perdió.
El desalojo fue apoyado por agentes de la Secretaría de Seguridad Pública, que con dos patrullas cerraron el acceso de la calle 60 entre 29 y 31; la presencia policíaca llamó la atención de los vecinos, que acudieron a las esquinas para ver el desalojo, el cual se realizó en calma.
Con cinismo, Alejandro Cortés señaló que nunca se les avisó del proceso ni que ya había orden de desalojo, por eso no había desocupado el lote. En un camión de mudanzas subieron equipo del taller de hojalatería.
Los hermanos Porfirio y Jesús Sandy Juárez explicaron que ellos y otros cinco hermanos más heredaron la propiedad, aunque el terreno lo habían invadido, de modo que, ante la negativa de los ocupantes de desalojar el predio, promovieron un juicio, ya que demostraron que son los dueños.
En total el proceso llevó nueve años, la sentencia se dio hace tres años, la fuerza pública se solicitó al gobierno estatal hace seis meses y ayer se proporcionó a los elementos de la SSP para apoyar el desalojo de los ocupantes.