MÉRIDA.- El matador Ignacio Garibay llegó de emergente para la corrida inaugural de la Plaza Coliseo de Yucatán y al final se convirtió en el triunfador de la noche, ya que cortó la única oreja del festejo, que fue visto por unas cinco mil personas, medio aforo del inmueble, ubicado en la carretera a Progreso.
Garibay tomó la estafeta de Juan Pablo Sánchez, quien fue dos veces corneado en la semana previa y “vino, vio y venció”, al cortar una apéndice a Buen Hermano, uno de los tres toros de La Estancia que valieron la pena de los ocho que se lidiaron en Mérida.
Como escenario para la Fiesta Brava, el Coliseo Yucatán dejó mucho que desear, ya que los boletos de la “barrera” más bien hubieran sido de general, ya que estaban en el segundo nivel y por lo menos los aficionados estaban a 10 metros de la acción en el ruedo, ya que antes están los palcos.
Se extrañó la intimidad entre aficionados, toreros y toros que hay en la Plaza Mérida, en donde un aficionado que paga 300 pesos por un boleto de sol está a la misma distancia que uno que paga $1,300 en “barrera” en el Coliseo Yucatán”.
El cartel en el papel daba para más, ya que Garibay alternó con Joselito Adame, Diego Silveti y Michellito Lagravere, pero a unos les falló la espada y a otros el toro.
Fue el caso de Garibay, quien desorejó a Buen Hermano, pero su primero de la tarde no sirvió ni para escribir un telegrama, ya no digamos una carta, a los familiares.
Pero Buen Hermano valió la pena, ya que embistió de buena manera y un torero como Garibay vio la oportunidad de aprovechar y con una rutina de naturales se metió a la gente en la bolsa y, fue ella, la afición, la que pidió la oreja cuando el juez de plaza, Ulises Zapata León, primero autorizó vuelta al ruedo.
A Joselito Adame no se le puede reprochar nada, estuvo voluntarioso en sus dos bureles y a uno de ellos, el primero, estuvo cerca de la oreja, quizás dos, pero a pesar de una buen estocada el toro no cayó solo, lo tuvo que descabellar, pero después del segundo aviso.
Tardó tanto el animal en rendirse para siempre, que Joselito hasta se sentó en un arriate para ver caer el animal. Se llevó una vuelta al ruedo y nada más, pese a las protestas de los aficionados en los tendidos del Coliseo Yucatán.
El torero de dinastía, Diego Silveti, y el yucateco Michelito Lagravere tuvieron que sufrir con los peores animales del lote de La Estancia, ya que comenzaron bien pero después perdieron casta y no atacaron a los toreros.
De Michelito basta agregar que en el segundo de su grupo, con el que cerró la larga noche taurina en Mérida, comenzó su faena con la muleta con las rodillas en el suelo. Pero eso fue todo.
Es posible que Michelito tengan más de lo que mostró hoy, pero los toros no estuvieron a la altura y no pudo mostrar sus avances en la gira europea.
La próxima corrida será el 14 de diciembre, en el mismo escenario, y están anunciados Eulalio López “Zotoluco”, Daniel Luque y El Payo.