Mérida.- Visitar el vivero municipal es el sueño cumplido de cualquier amante de la jardinería, donde, bajo el cuidado de manos femeninas, reconocidas por su cuidado y amor a las plantas, cobra vida y se desarrolla toda la flora que adornarán las áreas verdes de Mérida.
Es un intenso trabajo diario que realizan nueve mujeres, en el vivero municipal que produce unas seis mil plantas mensuales de diferentes especies que reforestarán áreas verdes, avenidas y escuelas meridanas.
Consciente de la importancia de la labor que ahí se desarrolla, el Alcalde Renán Barrera Concha ha dispuesto en lo que va de su administración los apoyos necesarios para mejorar las condiciones del vivero municipal, que anteriormente estuvo prácticamente en el abandono.
La encargada del vivero, Betsa Odalis Velázquez Tamayo, informó que trabaja desde hace cinco años en el vivero, aunque tiene 23 de servicio en el Ayuntamiento de Mérida.
—En esta administración hemos recibido mayor apoyo para tener en mejores condiciones el vivero —aseguró—. Por ejemplo, se instaló en la parte central una estructura para colocar malla-sombra, lo que permite cultivar las plantas en mejores condiciones.
El grupo de mujeres que trabaja en el vivero deja huellas del entusiasmo y cariño que imprime al trabajo que realiza en las áreas perfectamente cuidadas y alineadas con macetas, plantas y áreas de césped.
Además de plantar, acodar, podar, resembrar, regar, las mujeres han logrado que el vivero se distinga por reutilizar materiales: troncos de árboles derribados, piezas viejas de pvc, bloques que se dejan de utilizar en otros lugares, etc. A todo le dan nuevo uso para embellecer el vivero y mantener el orden.
—El trabajo es duro, pero vale la pena porque es para mantener bonita a Mérida —opinó.
El vivero municipal ocupa una extensión de 25 por cien metros, que actualmente ya está delimitado con malla en buen estado.
—Nuestro trabajo no tiene pausa ni fin —indicó la encargada.
Manifestó que la jefa de departamento a cargo del vivero, bióloga Erika Chan Canul, sabe motivar a las trabajadoras y les enseña nuevos técnicas sobre las plantas y su cuidado.
En el vivero, afirmó, todas saben hacer cada trabajo, como sembrar, trasplantar, acodar (sacar nuevas plantas de los “codos” de las existentes) y preparar esquejes para resiembra.
Añadió que una cuadrilla de varones se encarga de sembrar y distribuir las plantas en los diferentes lugares de la ciudad. Las labores de estos jardineros incluyen la reforestación, mantenimiento de jardinería, siembra y poda artística, creación de jardines y reforestación de maceteros del Palacio Municipal y las direcciones del Ayuntamiento de Mérida, así como también elaboran atractivas figuras decorativas, como el escudo de Mérida en grandes dimensiones, la disposición de árboles en Animaya para crear un ambiente selvático, y la combinación de flores y colores para resaltar la belleza de las avenidas.
La actual administración dispuso el año pasado la reforestación del Paseo de Montejo, a fin de aumentar su atractivo. Se sembraron unas 1,000 plantas de ornato, entre ellas crotos, lipias, colirios, adelfatas, aralias y otras especies. Comentó que para mantener el perfecto estado de las plantas de ornato del Paseo de Montejo, éstas se cambian con cierta periodicidad
La encargada del vivero dijo que la mayor parte de la producción es de plantas sin flores, porque son más fáciles de mantener en calles y parques.
Sin embargo, aclaró que producen algunas plantas de flores, como isoras (“cocineras”) y adelfas, entre otras, que se destinan al Paseo de Montejo o glorietas de la ciudad.
—Se sustituyen las plantas por otras de la misma especie y las que se quitan se traen al vivero donde se les poda y resiembra —agregó.
También indicó que en esta administración movieron de lugar la “cortina de bugambilias” que tapaba la vista junto a la malla que da hacia el Periférico y esto aumenta la seguridad de su trabajo.
Indicó que una de sus grandes satisfacciones es mantener el vivero en perfecto estado: limpio y en orden.
Del grupo de trabajadoras del vivero municipal, la integrante más joven tiene 24 años y la mayor 55, pero “todas trabajan al parejo.
El trabajo en el vivero requiere paciencia, de cuidados, ya que, por ejemplo, las palmas reales para que estén en todo su esplendor necesitan cuando menos tres años.