PROGRESO.- En un día poco común, ayer lunes miles de personas, entre visitantes locales, nacionales y turistas del crucero Carnival Triumph el malecón y su playa se vieron concurridos, con la presencia de miles de paseantes, quiens disfrutaron del Sol, del mar, de botanas y de cervezas bien frías.
A pesar de que hubo mucha afluencia de gente desde temprano, ayer lunes no hubo guardavidas de la Cruz Roja y tampoco salvavidas de la Armada de México y tampoco estuvieron embarcaciones de la Marina y de la Secretaría de Seguridad Pública para cuidar y vigilar que el servicio de paseos en banana y de motos acuáticas no se acerquen a los bañistas.
Los turistas locales y nacionales que llegaron al puerto rebasaron en presencia a los pasajeros del crucero Carnival Triumph, quienes arribaron a las playas del malecón a partir de las 9 de la mañana, cuando los visitantes yucatecos ya ocupaban palapas de los restaurantes.
Los pasajeros del crucero ocuparon pocas palapas, ya que se interesaron más en los camastros de playa, hasta donde les sirvieron bebidas alcohólicas y botanas; muchos de los turistas del Carnival Triumph decidieron caminar y meterse al mar, cervezas en mano.
El Carnival Triumph arribó a las 7 de la mañana procedente de Galveston, con 3,434 pasajeros y 1,082 tripulante; para los prestadores de servicios es un crucero bueno, debido la cantidad de turistas que trae y los consideran de los que gastan.
Los pasajeros se distribuyeron en el puerto, pasearon en los carros turísticos, rentaron motos terrestres, recorrieron el tianguis artesanal, en donde realizaron sus primeras compras y después se trasladaron al malecón, a donde comenzaron a llegar a partir de las 9 de la mañana, aunque a esa hora numerosos visitantes locales ya estaban instalados en las palapas, en los alijos y en la barda serpenteada.
Incluso, cuando los pasajeros del crucero llegaron al malecón, grupos de visitantes yucatecos usaba las regaderas luego haberse dado un baño de mar.
Ante la falta de palapas disponibles, muchos turistas extranjeros optaron por sentarse en los alijos de los ribereños, aunque luego colocaron toallas para recostarse en la arena y después bañarse en el mar, a donde se metieron con cervezas en la mano.
Los paseantes locales trajeron a la playa sus alimentos y bebidas, que transportaron en neveras, pagaron la renta de las palapas para pasar el día y compraron globos y papalotes. Por su parte, los pasajeros del crucero que lograron ocupar palapas consumieron cervezas, tequila, cocteles y botanas. También compraron hamacas, caracoles, playeras, puros y sombreros.