Por Yuriria Rodríguez Castro

México, 24 de julio (estadomayor.mx).- ¿Quién se rapará por ti, Mamá Rosa?, ¿acaso el futbolista Rafa Márquez?, ¿o tal vez algunos miembros de la farándula que te ven como un ser de luz? Es posible que a diferencia de como pasó con el Doctor Mireles, te falte un cierto aire de rebeldía para encarar al sistema, pero no dejas de tener ese toque matriarcal que impone a más de uno en este país.

¿Será cierto que tu dominabas todo Michoacán?, ¿que ya ni el narcotráfico te hacía sombra en el grado de control que tenías con la policía estatal?, ¿será que La Gran Familia es más grande que la extinta Familia Michoacana?

Mamá Rosa, la prensa dice tantas cosas de ti. Se ha hecho público –y mira que tanta transparencia es inimaginable– que tienes 15 propiedades a tu nombre en Michoacán, que casi hasta la vaca que pastaba comía cuando tú querías.

Mamá Rosa: alguien buscaba tigre contigo y encontró un viejo gato gruñón, ¿es una broma? El ejército mexicano te rodeaba como si fueras legión y eres una mujer de la tercera edad.

Esto, Mamá Rosa, solo demuestra que las fuerzas federales, y particularmente el ejército no van a regresar a sus tareas de la manera en que se pensaba, sino que hacen retirada gradualmente para que el narcotráfico no parezca más un problema de grandes magnitudes, y para que la policía viva una extraña substitución por la mutación de algún otro cuerpo simbólico; para después, cual país de utopía, se nombre como titular de Defensa a un civil y entonces llegue la paz por la vía de la simulació.

Mamá Rosa: no sólo eres tu ni Mireles, son muchos los focos rojos de añejos fenómenos sociales con distintos niveles de violencia y criminalidad. Esto no se acaba con historias como de cine o televisión.

Mamá Rosa y Mireles, un par como ninguno

El Doctor Mireles y “Mamá Rosa” son los personajes “más temidos”, según lo demuestra el despliegue de seguridad realizado por el gobierno federal.

Los dos tienen en común algo más que haber sido asediados por el Ejército y la policía federal como si ellos mismos fueran una amenaza de alto riesgo para la nación; ambos se parecen en haberse construido una imagen de luchadores sociales, de altruismo y filantropía.

Rosa del Carmen Verduzco dice haber entregado su vida a 4 mil muchachos; el Doctor Mireles dice haberla entregado a la lucha contra el crimen.

Tanto Mireles como “Mamá Rosa” tuvieron una captura de relumbrón, con reflectores y cámaras incluidas; con amplias coberturas mediáticas de escarmiento. Pero ninguno de los dos es un político envuelto en la corrupción, sino líderes de organizaciones sectarias que se protegieron con el ambiente corrupto de su entorno.

Tampoco son afamados narcotraficantes, ni uno de los casos más influyentes y enriquecidos con el tráfico de personas o explotación sexual. Son dos personajes que parecen sobredimensionados; que pudieran ser protagonistas de una película llamada Los olvidados, cinta de Luis Buñuel en la que la pobreza también tiene su lado oscuro y ambicioso.

Pero lo que vemos en la información surgida a montones, es cómo la seguridad pública y todos sus esfuerzos llevan su foco de atención a un punto geográfico: Michoacán, y a poner la vista en algunos casos aislados, como se ha dado por presentar tanto al Doctor Mireles como a “Mamá Rosa”.

Entonces, repentinamente en Michoacán la estrategia cambia al desfocalizar la agenda del tema “narcotráfico” a otros puntos –ya que centrarse en una batalla imposible no le funcionó al gobierno de Felipe Calderón– para diseminar los focos en temas que tienen un cierto matiz sentimental: la “Mamá Rosa” fue una madre abusiva, eso es de muy de la opinión pública. El Doctor Mireles fue un padre autoritario; esa es la imagen final del ex líder de las autodefensas michoacanas. En su momento los procesos judiciales determinarán su grado de responsabilidad en las acusaciones; pero hasta ahora todo está en las posturas políticas y mediáticas sobre tan polemizados personajes.

Pero por unos cuantos, quién lo diría, que por un par como ninguno se está haciendo crisis en los cuerpos de seguridad pública, y mientras la ropa sucia del ejército, así como de las policías se lava en casa, todos los problemas que les aquejan son “externos”, adentro no se disputa nada, todo aparenta orden.

Sin embargo, querido ciudadano: disculpe las molestias que esta reestructuración de los cuerpos de seguridad le pueden ocasionar.- (Publicado en el blog “Estado Mayor”)