El joven agredido, sufrió una cortada en el pomulo   izquierdo. (grillo porteño)
El joven agredido, sufrió una cortada en el pomulo izquierdo. (grillo porteño)

PROGRESO.- Convertido en un lupanar, escenario de constantes riñas violentas, en donde resultan personas heridas, la cantina “El Faro” es clausurada de manera constante, pero con esa misma constancia reabre de nuevo, sólo para ser escenario de nuevas broncas.
En mayo la cantina fue clausurada dos veces y en junio una vez, pero con una rapidez inusitada el negocio reabre de nuevo y se convierte de nuevo en peligro para los parroquianos.
El problema es que a ese antro llegan personas ebrias, que comenzaron a beber licor y cervezas en otros lugares y una vez ebrios realizan actos de violencia, ya sean hombres o mujeres.
El último escándalo fue el sábado 28 pasado, cuando dos hombres y una mujer hirieron con una botella rota a un parroquiano, a quien le causaron una gran cortada en la cara, según dijo el herido cuando los policías lo encontraron cerca de la casa de la cultura.
Con largo historial negativo, “El Faro” está ubicado en la calle 80 entre 23 y 25, entre el malecón y el mercado municipal
El sábado pasado, luego que atacaron al parroquiano que se encontraba ebrio, los cuatro presuntos agresores, dos hombres y dos mujeres, que al parecer estaban como clientes de ese bar, se retiraron para evitar que fueran involucradas en la agresión.
Sin embargo, agentes de la policía municipal que realizaban un recorrido de vigilancia recibieron el reporte de que en la calle 80 entre 21 y 23 varios sujetos protagonizaban una riña.
Cuando los uniformados llegaron al lugar hallaron a una persona parada junto a la pared de la Casa de la Cultura, esquina de la 80 con 25, quien se agarraba el rostro, de donde sangraba profusamente.
El lesionado indicó que estaba cerca del bar “El Faro” cuando fue agredido por dos personas del sexo masculino y dos del sexo femenino. Los uniformados ubicaron a los presuntos agresores en la calle 78 entre 27 y 29, con las características descritas por el lesionado, quien los identificó.