MÉRIDA.- El regidor príista Enrique Alfaro Manzanilla es capaz de tropezarse con su propia lengua, porque siempre se mete en problemas, y cuando habla lo hace por todos sus correligionarios, sin ni siquiera tomarse la molestia de pedirles su opinión.

Resulta que el edil, quien funge como coordinador de membrete de la fracción edilicia del PRI en el Ayuntamiento de Mérida, ofreció hace un par de meses votar a favor de la propuesta de integrantes del Tribunal de lo Contencioso y Administrativo del Municipio, si se daban (las que según él) eran las condiciones propicias para ello.

Una vez que se realizaron los caprichos del concejal, quien es afín al diputado federal Mauricio Sahuí, se negó a aprobar este acuerdo (para el cual se requiere mayoría calificada) y sentenció que ya no nunca más lo aprobarán, lo que enojó a sus propios correligionarios, porque ellos no tienen nada en contra de los aspirantes a formar dicho tribunal.

Sin consultarles, Alfaro fue contundente al afirmar públicamente que el PRI no aprobará esta propuesta, por lo que sus compañeros optaron en aquella ocasión por dejar que se defienda solo en una sesión de Cabildo realizada hace casi dos meses.

Y como ese caso, existen muchos más sobre el carácter caprichoso e iracundo del edil, a quien ni sus propios compañeros respetan porque para muchos asuntos se reúnen sin invitarlo, ya que cabe recordar que los otros seis ediles trabajaron con Nerio Torres Árcila, mientras que Alfaro vivía en Cancún y fue “importado” por Sahuí Rivero.

De hecho, el concejal ha sido objeto de burlas de los panistas porque en varias ocasiones al leer en las sesiones de Cabildo los nombres de las comisarías de Mérida no sabe cómo pronunciarlas, porque la lengua maya “no se le da”.

A eso se suma la doble moral del regidor, porque públicamente defiende a los trabajadores que el alcalde Renán Barrera despidió, pero él se ha encargado de cesar injustificadamente a sus asistentes, más de cinco.

El caso más reciente fue el de una chica que estaba en la nómina de la Comuna, que cometió el gravísimo error de enfermarse (del corazón) y pedir un día para ir al doctor. Cuando volvió Enrique Alfaro ya la había despedido, y nunca le dio la cara para explicarle lo sucedido.

Sin embargo, el Ayuntamiento de Mérida la hizo asistir durante más de tres meses para seguir cobrando. Por ello, la citada ex asistente provocaba la lástima de todos los que ahí transitan porque pasaba ocho horas sentada, aunque cobró por cada día que acudió a calentar banca.

Y como ella, todos los asistentes que ha tenido (puras mujeres) han vivido una amarga experiencia porque han sido despedidas injustificadamente, como una fotógrafa que tuvo al principio de la administración que también cometió el error de accidentarse en la sala de regidores y para que el edil no se meta en problemas prefirió cesarla; otras han afirmado que el coordinador de la bancada priísta las explota porque las hace trabajar literalmente todo el día, por 4 mil pesos mensuales.

En fin, el edil no es del agrado de sus trabajadores ni de sus compañeros de bancada, que lo mastican pero no lo tragan, y que para muchos casos prefieren que el “líder” de la fracción se defienda solo.

Por cierto, el concejal estudia actualmente la maestría en Dirección de Gobierno y Políticas Públicas en la Universidad del Sur, en el mismo grupo del ex regidor panista y ahora funcionario de la Comuna Kirbey Herrera Chab.