MÉRIDA.- Severas críticas recibieron y aún reciben los mal llamados cómicos regionales, a los que deberían llamarles contadores de chistes, debido al “Carnaval” que organizaron en el Paseo de Montejo, porque fue de mal gusto, rallando en la vulgaridad, porque afectaron a miles de personas y porque hicieron lo que quisieron sobre el monumento a la patria, un símbolo de nuestro estado, al que pudieron haberle hecho mucho daño. Tremenda inconciencia nacida de la intolerancia partidista. Ojalá no se repita de nuevo. Si no les gustó el cambio de sede del Carnaval hubieran hecho lo que hicieron cientos de miles de personas: irse a Progreso a beber y bañarse en el mar.