Mérida, Yucatán, 14 de enero de 2014.- La presidenta del DIF Yucatán  Sarita Blancarte de Zapata conoció de cerca el trabajo del Patronato “San Vicente de Paul”, el cual desde hace 38 años brinda atención a personas abandonadas o que viven una situación de extrema pobreza en su hogar.

Junto con el director general de la dependencia  Limber Sosa Lara la funcionaria resaltó el esfuerzo de los integrantes de agrupación, quienes a través del respaldo de la sociedad proporcionan a los 70 residentes del albergue Ciudad Vicentina, servicios médicos, comida, apoyo psicológico y un sitio seguro donde vivir.

“Recibimos a cualquier persona que no tenga las posibilidades de ser atendida por sus familiares o bien que no tenga parientes y requiera ayuda. Tenemos gente muy joven, de 18 años hasta abuelitos. Muchos de nuestros albergados tienen alguna discapacidad o están muy enfermos”, explicó María Eugenia Canto Ontiveros, presidenta del Patronato.

Durante el recorrido, Sarita Blancarte platicó con algunos adultos mayores que han encontrado en Ciudad Vicentina un hogar en el que comparten sus experiencias.

“Este albergue fue creado para recibir a quien lo necesite, sin importar su edad. Con el apoyo de muchos ciudadanos hemos podido estar 26 años en este edificio y pensamos hacerle mejoras al techo del comedor, ese es nuestro reto para este año”, indicó Carlos Rodríguez, integrante de la asociación.

Al caminar por los pasillos del lugar, ubicado en el Periférico Oriente, la presidenta del DIF Yucatán felicitó al grupo de religiosas y voluntarias que ha mantenido latente esta causa, propiciando que se sumen varias personas altruistas.

Como muestra de agradecimiento por su visita, Catalina Guzmán Hernández, joven con 14 años de residencia en este albergue  entregó un obsequio a Sarita y compartió con ella su interés por practicar algún deporte paralímpico, ya que un accidente que tuvo en la adolescencia le impidió volver a caminar.

“Aquí encontré mucha ayuda para salir de la depresión, ahora devuelvo un poco de todo lo que me han dado apoyando en la oficina, quiero practicar el baile sobre silla de ruedas, mis compañeros del albergue me animan a salir adelante”, comentó.

Antes de retirarse, Sarita reiteró su compromiso de conjugar voluntades para impulsar el trabajo de este tipo de asociaciones dedicadas a proteger a quienes más lo requieren.